A mi entender la vida es un pasaje sin tiempos, somos pasajeros de este micro diario vivir. Ese pasaje lo hemos adquirido el día que nacimos y vamos usándolo como mejor lo decidamos a medida que avanzamos.
En ese avance vamos eligiendo subir o bajar en las miles de estaciones que se abren a nuestro paso de evolución, de crecimiento, de sabiduría...
Somos los afortunados pasajeros de esa rueda que corre llamada vida y que nos convierte en errantes visionarios de nuestro camino.
Las elecciones pueden ser acertadas o no acertadas, en muchos casos abruma, nos conduce a descubrir, a descubrirnos y encontrar esa brecha de felicidad y paz tan deseada.
Somos esos pasajeros que portamos distintos pasaportes, distintos equipajes y cargamos con la mochila que mejor nos calza, esa mochila llena de todas las ilusiones por encontrar una mejor vida...
La liviandad de vivir, nos ata en carreras donde buscamos afanosamente ese camino sin piedras, sin escarpadas, sin grandes oleadas, sin precipicios, sin caminos sinuosos que nos haga leve el andar... Buscamos no sentir el peso de grandes cargas, buscamos donde encontrar esa paz tan deseada, buscamos una vida lineal, donde las soluciones estén en nuestras manos, donde la risa y la felicidad sea el único estadio por vivir...
Desde ya debo ser quizás cruel, pero esa vida no existe, no existe esa linealidad, esa vida sin problemas, sin sobresaltos, sin corridas, sin pesos cargados a nuestras espaldas...
La vida perfecta no existe, los seres perfectos tampoco y una vida sin dificultades menos.
Si comparásemos el diario vivir con la naturaleza veríamos esa dualidad de perfecta imperfección.
En la naturaleza hay grandes montañas con subidas escarpadas, llenas de piedras de distintos tamaños que obstruyen el camino, hay bosques impenetrables que no nos dejan pasar, hay animales peligrosos que acechan nuestro andar.
En la naturaleza hay además fuertes vientos que arrasan con lo que hay en su paso, hay abismos, hay grietas, hay rompimientos, grandes oleadas, maremotos y tsunamis.
Pero también en ella encontramos senderos llenos de paz, aire puro para respirar, bosques que invitan a meditar, cielos diáfanos que en el día nos abraza con su sol ardiente y en las noches cubre su dimensión con las estrellas, acompañadas por la luna, esa luna que embelesa nuestras almas y nos nutre de amor.
Que mejor ejemplo de esta vida imperfecta con su halo de perfección.
Es imposible que nuestro avance por esta tierra no tenga inconvenientes a su paso, estaremos muchas veces al borde del precipicio, nos pararemos y veremos el abismo a nuestros pies, sentiremos el miedo a animarnos a avanzar, en ese movimiento de tierra que sacude nuestro cuerpo, podremos permitirnos buscar quizás de manera metafórica ese tramo del camino que no hemos todavía transitado y encontrar la quietud para poder seguir avanzando.
A pesar de todo, debemos ser conscientes que cada obstáculo es una gran enseñanza, debemos agradecer que así sea, cada inconveniente nos ayuda a construir esa enciclopedia personal que cada uno a su paso va escribiendo, esa enciclopedia es el libro de nuestras vidas, es ese tomo que escribiremos solos o acompañados, no importa cual sea el caso, pero permítete imprimirlo en letras vibrantes con tu sello personal lleno de aciertos o desaciertos, pero que ha de ser tu logro.
Somos pasajeros de ese tren de la vida donde cada uno elige en que estación subir o bajar...
Algunos realizaremos paseos cortos, otros en su viaje pasará por grandes túneles llenos de oscuridad y silencios, otros harán viajes en búsqueda de verdades, otros harán que la mentira se escurra entre sus vagones, otros disfrutaran del paisaje, de la compañía, se entristecerán cuando algún pasajero abandone el tren, otros decidirán seguir hasta la estación final.
No importa que viaje hayas elegido, ni en que estación te bajes, ni con quien viajes... vivamos nuestro viaje como mejor nos parezca y cuando toque dejar nuestro lugar vacío, has que quien suba luego de ti lo encuentre lleno de dulces recuerdos y momentos agradables.
Has siempre que ese lugar sea un viaje extraordinario y que los demás pasajeros de tu tren extrañen lo vacío de tu asiento...
Cariños Amelie!!!
